viernes, 22 de febrero de 2019

Libros que me compro: Negro básico de Sato Watanabe

Este libro me lo compré hace bastante tiempo, pero lo tenía pendiente de comentar. En principio tiene todo lo bueno de los libros japoneses: modelos intemporales, fotos preciosas, japonesas lánguidas y, sobre todo, buenas explicaciones con unos gráficos muy claros. Este además incluye los patrones.

Yo pensaba que esto era un entierro y resulta que es un libro de costura
Claro y bien dibujado

Los modelos son todos bonitos y fáciles de llevar. Eso sí, no es obligatorio hacerlos en negro, de hecho, yo he hecho uno de las blusas en una tela que creo que llevaba TODOS los colores menos ese. Podéis verla aquí, con mi amiga Asun luciéndola esplendorosa como siempre.
La blusa original es esta:
 Y la tela que usé es esta.
Os desafío a que encontréis una gota de negro aquí
También he hecho el patrón de este vestido camisero (el de la ilustración de la derecha).

Muy elegante y muy tapado
Pero cambiando el escote, cuello y mangas (y la tela, por supuesto)
Un poquito más de alegría

Y justo ahora estoy en proceso de hacer la chaqueta clásica, que espero enseñaros pronto. ¡¡Y esta vez sí en negro!!
La chaqueta por excelencia

¡Y estamos trabajando en ello!
Una de las gracias de los patrones es que en realidad son el mismo en muchos modelos -- un poco como lo que hablábamos la semana pasada -- pero cambiando  detalles. Por ejemplo, el patrón de esta chaqueta y del vestido camisero de más arriba son el mismo: la chaqueta lleva la solapa, el camisero lleva tapeta con botones, la chaqueta es más larga, con el mismo patrón también puede hacerse un camisa, una chaqueta más larga... ¡solo se cambian detalles y las prendas ya son otras!
En fin, un libro muy aprovechable al que le estoy sacando mucho partido.
Para que veais que en los libros japoneses también sonríen

Y aquí os dejo, como siempre, la referencia completa del libro en la página de su editorial en español.

Negro básico: 26 modelos para el guardarropa contemporáneo
Un libro de Sato Watanabe
Editorial Gustavo Gili, Colección GGDIY
 19 x 25.7cm. 96 páginas
ISBN/EAN: 9788425229787
Incluye patrones

viernes, 15 de febrero de 2019

Un solo patrón y tres faldas muy distintas

Como sabrá cualquiera que haya cosido algo, un mismo patrón puede cambiar mucho solamente cambiando la tela o añadiendo o quitando unos pocos detalles.
Y aquí os voy a enseñar un ejemplo.
Cortadas por el mismo patrón. Cada vez me vuelvo más decente y llevo las faldas más largas
El patrón es el de la falda de charol que salió en el Burda Vintage de 2015, dedicado a los años 60 (lo comenté en este entrada). Y la primera versión era la falda Barbarella casi tal cual, incluida la tela. Si queréis verla en más detalle, también os la enseñé ya en esta otra entrada.
En resumen, una minifalda ligeramente evasé, con abertura delantera, pinzas dobles en trasera y delantera y detalles metálicos en tapetas, bajo y cierre.
Barbarella total


Faltan los ojetes del bajo, pero lo demás está

Doble pinza y tapeta decorativa

Doble pinza también por detrás
La segunda versión ya la modifiqué un poco. Prescindí de la abertura delantera y puse una cremallera lateral. Las tapetas son rectas y se adornan con ojetes dorados. También es un poquito más larga.
Pero lo que cambia de verdad de la buena el aspecto de la falda es la tela: cambiamos el charol por un skay de sofá de la abuela que resulta extrañamente cómodo de llevar (y de coser) y además tiene un color rojo ligeramente metalizado muy bonito.

La doble pinza

Tapeta cuadrada con ojetes. El trabajo de martillo y sacabocados es fundamental

¡El skay no es bueno para los sofás, pero para faldas queda muy bien!
Para la última versión la tela escogida ha sido ha sido una tela que con relieve, bastante rígida, que yo pensaba que era neopreno, pero me dicen que se llama punto 3D. Es la tela que ya visteis la semana pasada cuando os expliqué el traslado de pinzas del pecho al cuello.
Es una tela con aspecto futurista y bastante tiesa, así que un diseño de línea A  como el de esta falda en concreto le irá muy bien.
Tela rara (la misma de la semana pasada)

Y aquí ya he hecho un par de transformaciones más serias. Me cargo directamente la abertura delantera y la sustituyo por un pliegue amplio o tablón. Y las pinzas delanteras las he transformado en bolsillos en la cadera (otro día os explico cómo se hace eso, es muy fácil).
Tablón Bolsillo, parece un nombre de hobbit

¡La tabla central le da un volumen muy bonito!
Ya veis qué prendas tan distintas. ¡Y aún así, sigue siendo el mismo patrón!

jueves, 7 de febrero de 2019

Traslado de pinzas del pecho al cuello: una transformación fácil y resultona

Después de un mes de locura japonesa hay que abordar cositas más fáciles, que las vidas y las cabezas no dan para más. 
Y hete aquí que he estado haciendo un top de lo más simple del mundo: recto y pinzas en el pecho.  La tela, eso sí, es rarilla (ya os hablaré de ella en otra ocasión) así que he decidido hacer un traslado de pinzas del pecho al escote. Es una transformación facilísima, pero le da a la prenda un aspecto menos convencional.
La magia de las pinzas
Tela extraña pero molona
Y paso a explicar. Partimos de nuestro patrón base recto con su pinza en el pecho "detodalavidadedios". Lo primero, trazamos una línea desde el cuello hasta el punto pecho, a nuestro gusto. Desde ahí trazaremos nuestra nueva pinza.

Corté la pinza antes de hacer la foto, pero se ve bien la línea (eso espero)
Luego recortamos la pinza del pecho por un lado, justo hasta el vértice. Y recortamos también la línea que habíamos trazado desde el cuello.
Cortamos con mucho cuidado la pinza del pecho
Et, voilá! Ya tenemos nuestra pinza del cuello

Y el efecto es chulísimo, para el poquísimo trabajo que da.
Curioso efecto
La costura vista ayuda a fijar la pinza y además queda muy decorativa. Lleva solo una manga porque aún no está terminado, no porque me haya vuelto loca vanguardista

Y hablando de trabajar poco, hasta aquí la entrada de hoy, ¡corta, pero útil y sabrosa!

viernes, 1 de febrero de 2019

La locura japonesa: haciendo un patrón de Pattern Magic 3. Parte IV: confección

Os recuerdo que ya hemos explicado cómo hacer el patrón, cómo terminarlo y cómo cortarlo. Ahora vamos a coser. Atentas todas, que esta parte tampoco viene en el libro.
Esta parte no te la explica Nakamichi San

El patrón es un reto, pero la confección no va ser menos. Curvas sobre más curvas.
De todas formas, si hay algo que caracteriza los libros japoneses es la exactitud: si has seguido bien las instrucciones, la parte más difícil ya está superada. Por descontado, hemos remallado todas las piezas antes de coser. Mirad qué hilo tan cuqui hay en Tedi, queda ideal sobre cualquier color.
Chuminadas cuquis
El interior también es importante

Empezamos por lo fácil (¡ja!): vamos a coser los triangulitos de la parte trasera y la cremallera. Planchamos con cuidado.

Hay que reconocer que queda bonito

Cuando tenemos las dos partes traseras con sus triángulos bicolores cosidos, colocamos la cremallera y cerramos la costura central.
No cuadran del todo, lo sé, pero aún así tiene buena pinta

Lo siguiente es unir la pieza verde y la rosa para hacer nuestro meandro bicolor. Ahora es cuando agradecemos mucho, pero que mucho, haber sido tan cuidadosas al pasar las señales.

¡Increible, las dos piezas coinciden!
Pistacho y fresa, fresa y pistacho
Las piezas se cosen solo por abajo, por la parta que va a ir suelta. Cosemos derecho con derecho y damos la vuelta.


Planchamos con sumo cuidado. Es muy conveniente usar un artilugio para abrir costuras y plancharlas.

Este chisme te ayuda mucho a planchar las costuras difíciles. Y además tiene una forma aerodinámica preciosa

La parte de arriba de la pieza, la que irá superpuesta, la remallaremos con las dos piezas juntas para que funcionen ya como una sola.
Y, por fin, llega el momento culminante: encajar el meandro (en nuestro caso, doble) que nos ha conducido a todo esto.
Esto es para recordaros dónde tenemos que encajar la pieza bicolor: desde el hombro al centro

Todo es cuestión de muchos alfileres, cuidado y paciencia.
¡Echa ahí alfileres!
Después de tenerla colocada con alfileres, la hilvanamos para más seguridad. Además, así comprobamos si la hemos colocado con exactitud.

Aqui se ve cómo coinciden el hilo amarillo -- la señal original -- con el hilván azul, que es el que sujeta la pieza
Nos ponemos a coser la pieza.
Por el filo del remallado y siguiendo el hilván es muy fácil

Ya está cosido, pero aún no colocado.

Planchamos como si nos fuera la vida en ello.

El último detalle es terminar de colocar la pieza en el delantero: recordemos que uno de los lados va dentro de la costura lateral y la parte superior va en las costura de los hombros.

Ya está lo más difícil, ahora queda coser hombros y costuras laterales, que, después de lo que hemos hecho ya, es pecata minuta (¿o era bocato di cardinale? ...no, creo que eso era otra cosa). Planchamos con rectitud y normalidad.

Rematamos las sisas y escote con bies por dentro. Planchamos con dedicación.
Bies de tela rosa. Y ya está la tijera otra vez chupando cámara

Rematando

Y el dobladillo, claro. Este lo deberíamos hacer a mano porque somos costureras curiosas. Pero igual estamos ya un poco hartas después de coser a mano todos los remates al bies y optamos por echarle un pespunte a máquina y a correr. ¡No me juzguéis!
Eso sí, lo cosas como lo cosas, el dobladillo es muy curvo, así que una mano de plancha antes de coser y otra después nos harán la vida más fácil. Planchamos con flexibilidad.
Planchar es vital

Y aquí lo tenemos ya completo y listo para ser la estrella del verano.

Por detrás queda estupendo...

Por delante tampoco está mal. Si tenéis curiosidad, la planta se llama Adela.
Aquí está aún sin rematar, pero se ve mejor el efecto del meandro

Y colorín colorado, este vestido se ha acabado...

Aquí el capítulo I.
Aquí el capítulo II.
Aquí el capítulo III.