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miércoles, 20 de enero de 2016

Neuras costuriles I: el síndrome de la costurera

Hoy tenemos que hablar de una enfermedad que acecha todos los que cosemos: el temible ¡¡síndrome de la costurera!!

¡Oh, ssielos!
Aún no aparece en los manuales de medicina, pero después de sesudo estudio, he decidido describirlo de forma totalmente científica. Los enfermos deben llevar al menos un año cosiendo. Sus síntomas se manifiestan cuando el paciente va a cualquier tienda de ropa confeccionada y suelen ser los siguientes:

  • Lo primero que hace el paciente es volver cualquier prenda del revés y mirar las costuras.
  • Seguidamente examina cremalleras, botones, ojales, bolsillos y demás complementos. Llegado a este punto, empieza a emitir ruiditos de desaprobación, acompañados de murmullos: "a ver si abren mejor los ojales", "en este bolsillo no cabe nada", "los botones están de mírame y no me toques" y otros por el estilo.
  • Por último, mira la etiqueta de la prenda y los ruiditos y murmullos se convierten en rugidos de  indignación. Frases como: "¡Cómo pueden cobrar esta barbaridad por un trapo!"; "¡Qué asco de confección!"; "¡No tienen vergüenza!" o "Esto lo hago yo en dos patadas y me queda mejor"; son las más corrientes en la fase aguda del síndrome.
Los síntomas se manifiestan normalmente en grandes cadenas de ropa, pero también pueden darse en tiendas carísimas y exclusivas ya que, a mayor precio, mayor será también el grado de indignación.

Cuando el síndrome se ha desarrollado por completo, los pacientes serán incapaces de comprar nada en las tiendas y se verán obligados a confeccionarse toda su ropa. También desarrollarán comportamientos bastante vergonzosos, como probarse ropa sin intención de comprarla, solo para examinarla detenidamente y después copiarla  (mejor hecha y a mejor precio) con todo descaro.

La OMS advierte del peligro a todo aquel que se acerque a una aguja o a una máquina de coser: es muy contagioso, adictivo y no tiene cura.

Yo ya no tengo remedio...¿qué tal lo llevas tú?

Experta modista después de visitar ciertas cadenas de ropa (que no nombraremos para no meternos en líos)

martes, 21 de abril de 2015

Aquí estamos

Mi madre era costurera (saldrá más veces en este blog). Cuando yo era pequeña, casi toda la ropa me la hacía ella. Recuerdo un vestido de verano: era amarillo con pequeños lunares blancos, tres volantes, sin mangas, fresquito y comodísimo Sigue siendo mi vestido favorito de todos los tiempos. 
Luego ella dejó de coser y yo dejé de interesarme por la costura muchísimos años, aunque siguieron gustándome la ropa y los vestidos bonitos y cómodos.
Y un día, hace cuatro años, compré una tela de rebajas y decidí hacerme una falda de capa (otra de mis prendas favoritas). Armada con un par de tutoriales de internet y bastante atrevimiento, corté y cosí una falda de capa de seda verde con flores blancas que aún me pongo.
Animada por este pequeño éxito, empecé a buscar, descubrí que el Burda todavía existía y que se había modernizado y que aún quedaban bastantes buenas tiendas de telas en mi ciudad.
Y desde entonces no he parado de coser. Y lo he disfrutado mucho, así que ahora espero compartirlo con alguien más.

Pero esto no va a ser solo postureo de "mira qué bien coso y qué cosas tan monísimas que hago". Más adelante me atreveré con algún tutorial (cuando me agencie una cámara medio decente) y, de momento, voy a empezar con unos mapas de las tiendas de telas de Sevilla capital (las que conozco) que os serán útiles a los que viváis por esta zona. Y también a los que vengáis de turismo, si sois tan frikis de las telas como yo.