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jueves, 2 de marzo de 2017

Cotilleos de costura. Gala de los Oscar 2016 (que se celebra en 2017, sí)

Mi admirada bloguera Molinos ya ha comentado los oscars en este despelleje genial. Ella escribe mejor que yo, pero yo estoy casi segura de que entiendo más de costura que ella, así que voy a lo mío: los vestidos en sí. Aunque, claro está, una no puede separar el vestido de cómo le sienta a la persona que lo lleva y como resulta el conjunto de peinado, maquillaje y complementos. Y luego, que me sale la maldad, las manías cinéfilas y demás y acabamos como acabamos. Pero esto es lo que hay. Quedais avisados.

Lo primero, un comentario puramente cinematográfico: echo de menos a los directores (a las directoras no es que no las fotografíen, es que no existen), guionistas, músicos. Los actores molan mucho, pero también estamos más acostumbrados a verlos. Aparte del ganador Damien Chazelle que iba para pegarle con un calcetín sudao (le tira la entrepierna, le tiran los botones, el color es horrible, le da mala cara…) no recuerdo haber visto fotos de ninguno. De guonistas, ni te cuento.

Y empiezo con otra ganadora de la noche: Emma Stone iba muy bien peinada y con un vestido muy bello, impecable, elegante, con brillo pero sin pasarse y que le sentaba como un guante. A pesar de todo...no sé, no me acaba de convencer ¿demasiado visto, quizás?

Voy guapa, pero no tan espléndida como debería
En cuanto a Ryan, nadie puede decir que no arriesgue. Y normalmente acierta. Y yo soy muy fan de las camisas de chorreras de jugador del Mississipi, pero esos remates chorreriles en negro, que parecen hechos con  la remalladora del Lidl me matan. El traje, bien. Y él, muy mono.

Chorreras que SÍ


Chorreras que NO

Sigue la tendencia que ya comentamos en los Goyas: el escotismo sin sentido. Escotazos hasta el ombligo que, o no valen para nada porque la interesada tiene entre poco y nada que enseñar, o que aplastan de tal forma que son de todo menos favorecedores.
Da igual que el escote tenga 3 centímetros o 33. Me gusta el lazo al cuello, eso sí.
Dos balones de playa aplastados
Salma Hayek también se une al club de los balones aplastados.

Se ha visto menos cortinismo que en los Goya, se nota que aquí hay más pasta, pero alguna ha caído, como Scarlett mismamente.

Hablando de cortinismo (o no), ha habido un caso curioso. Hay dos trajes que en la primera revisión de las fotos me parecieron muy similares. Luego leyendo más (las típicas listas de los mejor y peor vestidos, etc.) comprobé que uno de ellos había sido muy alabado y el otro muy criticado. Me pareció una tontuna de los críticos hasta que vi las dos fotos juntas. Juzgad vosotras.
Ruth Negga
Jennifer Goodwin
El concepto es muy parecido: el color, el cuello alto, la transparencia en el escote, un aire decimonónico...Pero es curioso como la elección de la tela y de otros detalles, como dónde colocar las transparencias, hacen que uno resulte sumamente elegante y el otro tenga un aire como de visillo. Los detalles lo son todo, sí señor. Dicho esto, ninguno me gusta del todo, pero reconozco que uno queda bastante mejor que el otro. Y no os digo cuál es cuál, para que me deis vuestra opinión.

Se ha detectado también una fuerte tendencia a unir un traje blanco con una capa. Hemos visto nada menos que tres ejemplos: aquiaquí y aquí. Yo bautizaría esa tendencia como Súper Heroína de la Lejía o Bleach Woman, si queremos conquistar el mercado internacional.

Los chicos, salvo unas pocas excepciones, sí parecen saber cual es el largo correcto de los pantalones.

Y ahora vamos mis horrores favoritos. Con alusiones cinematográficas incluidas.

Dakota optó por ir muy tapada, cosa que no está mal, pero después le dejó elegir el vestido a su peor enemiga, que seguro que es una mosquita muerta que finge ser amiga suya, estilo "Eva al desnudo" porque, si no, no se explica cómo la han podido convencer para que se ponga ESTO una muchacha tan mona como ella. Curiosamente, también es un Gucci, la misma marca que destrozó vistió a Bárbare Lennie en los Goya (y con parecidos resultados).
Mi tatarabuela llevó este vestido a la corte victoriana y la echaron por ñoña
Las jaretas, el lazo-abanico, las mangas de farol, el color doradobeige raruno, la tela brillantosa...todo un horror. Del peinado no hablamos, que no es nuestro negociado.

Y me contradigo a la frase siguiente, porque no se puede mirar a Halle, sin comentar los pelos. A duras penas se puede mirar el vestido, el peinado  hipnotiza. Cuando consigues desviar la mirada de esa cabellera de heroina de Blaxploitation que ha metido los dedos en un enchufe, el vestido además es feo.

Sorprendentemente, a pesar de ser un dibujo animado,  Jessica Rabbit también asistió a los Oscar, tan voluptuosa como siempre. El vestido, para un dibujo animado no estaría mal, pero las personas humanas no podemos ponernos eso sin perder la dignidad.
No soy mala, es que me dibujaron así
Este traje es de princesa Disney un poco porno.  

Este lo tiene todo: color horrible, mangas afaroladas espantosas, estampado feo de solemnidad, más pierna de la cuenta...Un completo. No sé que pelicula asignarle. Alguna en la que la protagonista sea ciega, supongo. O daltónica. O ambas cosas.
¿Qué más se puede pedir?

Y para terminar, aunque ha sido duro escoger entre tantos maravillosos horrores, Terrence Howard, que iba de  lord inglés en su biblioteca, bebiendo oporto añejo y a punto de ser asesinado, como en cualquier adaptación de Agatha Christie. O a punto de ser detenido por la Policía Estética por atentado contra la vista de sus semejantes. 

Mención especial para esta muchacha, que su madre le puso una camisetita color carne por debajo, para que no cogiera frío.
"Abrígate, niña, que estás mu flaca y no tienes calorías"

Y ahora, los que más me han gustado.

Mahershala Ali, tiene una voz profunda y preciosa y orejas raras, como mi chico. No es nada guapo, pero tiene algo y lleva un traje que le queda estupendo.

Esto es un buen mozo y lo demás son cuentos

Otro chico negro y guapetón, pero esta vez de azul. Un tal Aldis Hodge, que no conocía de nombre, pero que me suena de verlo en series. El traje le va muy requetebién. Y va a juego con una bonita sonrisa.

Qué  chico tan guapo y que bien le queda el traje

Isabelle siempre hace papeles de mal rollo extremo, pero, como buena francesa, suele vestir muy chic. El vestidos es tapado sin ser ñoño, brillante sin exagerar, le queda perfecto y el color le favorece. Además, mi amigo Mat dice que me parezco a ella y por eso le tengo gran simpatía, aunque lleve siempre cara de existencialista.
Soy francesa, tengo pensamientos filosóficos muy profundos y además voy de Armani


Jeff Bridges y su señora van con un solo lote porque son mayores y lo aparentan, no son los más guapos, ni los más elegantes, pero posan de maravilla, la ropa que llevan les queda bien (y seguramente es suya) y no sé si serán felices o no (al fin y al cabo, son actores, se supone que viven de fingir emociones), pero en las fotos lo parecen. La ropa luce más cuando te gusta llevarla.

Somos mayorcetes, pero estamos espléndidos
Este chaval deberia peinarse, pero su madre es un ejemplo de como la felicidad (y un bonito sari) embellecen muchísimo.
Orgullo maternal

Dado el enganche que tengo con los libros de Pattern Magic, este vestido tenía todas las papeletas para ser mi favorito. El rollo origami, volumen arquitectónico y demás me encanta. Y el vestido le queda muy bien a la chica.

Me encantaría ver cómo va el escote por la espalda

Y ya para terminar, unos pocos comentarios malignos. Nicole Kidman, por ejmplo, da miedo y penica a partes iguales (con lo guapa que era, dios santo)

Hice la peli de "Embrujada" y ya me quedé así para siempre

Este muchacho ha sido objeto de un perverso experimento científico y han puesto su cabeza en el cuerpo de otro.
Acabo de salir de una peli serie B de científicos locos
 También se ha comentado mucho y con gran malignidad lo del hijo de Viggo.

Y por último, no quiero parecer mojigata, pero un caballero nunca debería enseñar los tobillos en público.
No me da el sueldo para calcetines

jueves, 13 de octubre de 2016

Cosiendo con la lengua II. Lo prometido es deuda.

Los telediarios están llenos de noticias sobre partidos rotos que hay que volver a coser. Los políticos tendrían que estar hilando fino en las negociaciones, pero en vez de eso se dedican a darse puñaladas traperas ("trapera" viene de "trapo", supongo). Por otra parte, ciertos líderes pretenden hacernos creer que lo mismo valen para un roto que para un descosido y, a estas alturas, la mayoría de nosotros tenemos la tentación de decirles "¡Que os zurzan!".

Por todo eso, me he acordado de aquel post de hace unos meses en el que recopilaba, con vuestra ayuda, una serie de expresiones de uso común relacionadas con la costura. En ese momento prometí recogerlas todas, las que se me ocurrieron a mi y las que todos aportasteis, y ahora, por fin, me he puesto a ello.

La Dalia no da puntada sin hilo



Tiene tela marinera la cosa...

Si os acordáis de alguna más, no tenéis más que decirlo, costureras lenguaraces.

jueves, 9 de junio de 2016

Cosiendo con la lengua. Expresiones de costura que usamos en el habla habitual

Cuando tenemos que hablar o escribir de algo, lo primero es hilvanar el discurso, porque si lo llevamos cogido con alfileres, nos será difícil hilar fino, pero sí lo llevamos bien enjaretado, todo será coser y cantar. Y, como somos muy listos, no daremos puntada sin hilo.



Para eso es mejor no tener prisa, porque "poco a poco hila la vieja el copo". Si no queremos ver ceños fruncidos y que nos pongan como los trapos hay que aprender a no meterse en camisa de once varas, porque hay temas que tienen mucha tela que cortar, de hecho, tienen tela marinera. Y si andamos de capa caída o hechos un trapo,  podemos pedir que tengan manga ancha con nosotros. Eso sí, no es conveniente ni bonito cambiar de chaqueta a las primeras de cambio.
Las buenas telas en el arca se venden
Cuando tengamos preparado todo, tenemos que conseguir público porque, aunque el buen paño en el arca se vende, si queremos que en la sala no quepa un alfiler y que la gente esté como piojos en costura, tenemos que procurar que se note que no estamos cortados por el mismo patrón que los demás. Ser simpáticos y abiertos y pegar la hebra con cualquiera, también nos hará más populares. Y no sacar los trapos sucios de los demás hará que nos tengan por personas discretas y elegantes. Por supuesto, si es necesario, debemos hacer de nuestra capa un sayo, porque al final, aunque parezca que todo está manga por hombro, nos daremos cuenta de que siempre hay un roto para un descosido.

Ufff, ha costado hilar todo esto bien en el mismo párrafo

¿Os habías dado cuenta de cuántas expresiones relacionadas con la costura, con las telas y con los tejidos hay en español? Algunas quizás están un poco pasadas, pero otras las usamos con frecuencia en nuestra habla diaria. Y es que, hasta hace bien poco la costura (no la moda, aunque también) era parte de la vida de muchísima gente, sobre todo las mujeres.  Por eso, aunque ya no cosa todo el mundo, seguimos usando y entendiendo todas estas expresiones.
¿Las conocéis todas, las entendeis, las usais? ¿Conocéis alguna más? Me encantará que me las expliquéis en los comentarios.
Actualización septiembre 2016: acabo de publicar la lista de todas las expresiones de costura que logramos recopilar entre todos. Si os interesa, mirad aquí.

jueves, 11 de febrero de 2016

Películas para costureras I. La cortina providencial

Hoy empiezo una nueva serie dentro de mi labor social de difusión de todos los aspectos de la costura (sobre todo los más raros y peregrinos): las películas para costureras.

Es un hecho comprobado que a ninguna costurera le gusta el cine porno. ¿Por razones morales? Pues no: simplemente porque no hay apenas vestuario, que, como toda buena adicta sabe, es lo que le da calidad a la película.

Hecha esta rotunda afirmación, hoy vamos a tratar de un subgénero que yo he bautizado como "la cortina providencial".
Todos hemos visto alguna película en la que la protagonista, ante una necesidad imperiosa de ropa chula, mira las cortinas pensativamente y, en la siguiente escena, está ideal con un vestido hecho sin esfuerzo aparente con la tela de esas milagrosas cortinas.

El ejemplo más famoso es Lo que el viento se llevó. Recordemos la escena. Escarlata O'Hara, pobrecita ella, está agotada de tanto trabajar y agobiada por las deudas de Tara, que lo de ser terrateniente sureña es lo que tiene. Se entera de que Rhett Butler está en la cárcel, pero también de que se rumorea que se las arregló para escamotear una gran fortuna antes de la derrota. Escarlata quiere engatusarle para conseguir el dinero (y tal vez otro marido), pero está muy desastrada de tanto trabajar en los campos de algodón y de pasar hambre y de jurar que nunca más volverá a pasarla (el hambre), que eso quema cantidad.

Y entonces viene ese momento mágico del que hablábamos: mira fijamente las cortinas del salón y, acompañada por las protestas de Mammy, pide la caja de patrones de su madre. Es un pequeño detalle de realismo: al menos se molesta en cortar la tela con patrón. Lo siguiente que vemos es a Escarlata espléndidamente vestida de terciopelo verde de dos tonos, con un sombrerito ideal de plumas (¿de dónde las ha sacado? ¿no quedamos en que no había nada que comer en Tara? ¿aún quedaba algún gallo? ¿habrá sufrido daños irreparables?) y con las borlas de pasamanería de las cortinas de su santa madre a modo de cinturón. Recordamos que Escarlata tenía esclavas (aunque las trataba como si fueran de la familia, blablabla...). Solo este hecho puede explicar semejante hazaña. Y recordad también que la máquina de coser estaba ya inventada, pero hasta la década de 1870 no se generalizó su uso y menos doméstico.

Cosido a mano y de un día para otro. Nada como la mano de obra explotada...
El creador de esta maravilla tan poco realista es Walter Plunkett. Este señor, evidentemente, no lo diseñó y lo cosió en una noche, por muchos esclavos que tuviese a su disposición. Toda su carrera trabajó para la MGM y diseñó también el vestuario de otras fastuosos obras maestras como Cantando bajo la lluvia o Siete novias para siete hermanos. 

Y ya que hemos nombrado musicales, vamos a por otro ejemplo: Sonrisas y Lágrimas (o The Sound of Music). Seguro que os acordáis de la escena. La buena de Julie Andrews acaba de recibir una buena bronca del Capitan Von Trapp (ains, ese Christopher Plummer) pero, lejos de amilanarse, se propone hacerles unos trajes a los niños para que jueguen a sus anchas. ¿Y de dónde saca la tela? ¡Pues de donde va a ser, de las cortinas, claro! Como es habitual, les echa una mirada reflexiva y lo siguiente que vemos es a los niños, que, -- no lo olvidemos -- son 7, y a su cantarina institutriz, triscando por Salzburgo cual cabritillas alpinas. El mayor misterio es como consigue coser esos trajes monísimos en una noche y sin siquiera tomar medidas, ahí, a ojo de buen cubero. Ah, y cada uno es diferente, para no traumatizar a los pobres niños con otro uniforme.
¡¡¡No quepo en mi de gozo de lo bien que coso!!!

Los niños van un poco cortitos, es verdad, pero los de las niñas me han quedado fetén.

Dorothy Jeakins, también una profesional de estudio,  que trabajó primero para la Paramount y luego para la Twentieth Century Fox, es la responsable de esta imposibilidad costuril. Trabajó en muchas, muchas películas, por ejemplo Sansón y Dalila (por la que ganó un Oscar), Niágara, Creemos en el amor o El fuego y la palabra. Por Sonrisas y Lágrimas fue nominada también, pero no ganó (ganó Doctor Zhivago, claro).
Al fondo se ven las famosas cortinas
Para terminar, otros dos casos menos conocidos, sugeridos por amigas cinéfilas. Uno es Encantada (Enchanted), una peli de Disney protagonizada por Amy Adams. Desgraciadamente, no he podido verla y no sé como se desarrolla el "momento cortina". Si alguien lo sabe, que nos lo cuente.
La otra es El amor perjudica seriamente la salud, que sí he visto, pero de la que tampoco recuerdo la escena concreta. Me quiero acordar de que a Diana Balaguer, el personaje de Ana Belén, en un momento dado se le rompe el vestido e improvisa sobre la marcha uno preciosísimo con unas cortinas, pero hace mil años que la ví y no puedo concretar más.

¿Os acordáis de alguna más? ¿Alguien ha detectado más imposibilidades costuriles en el cine?

jueves, 28 de enero de 2016

Neuras costuriles II: Más síntomas del síndrome de la costurera

Ante la alarma social provocada por mi  anterior entrada dedicada a descubrir el terrible síndrome de la costurera, he decidido continuar con mi vocación de servicio público y seguir describiendo más síntomas típicos, algunos de ellos sugeridos por amigas que los sufren (y no en silencio, precisamente):
  • La mirada costuril extrema. La costurera cuando va al cine lo único que ve es el vestuario (de hecho, es la razón fundamental de que no les guste el cine porno). La película puede ser un pestiño o una obra maestra, da igual. Pasará del argumento, de los diálogos y hasta del protagonista macizorro, para pasarse media peli esperando una toma de espaldas para poder apreciar debidamente la hechura y el corte del vestido de la protagonista (gracias, Armiarma por compartir tu tremenda experiencia).

La pobre costurera se está fijando en que el vestido tiene una espalda muy original
  • Sufre accesos de enajenación mental en enero y julio. Coincidiendo con los periodos de rebajas en las tiendas de telas, la costurera pierde totalmente el sentido de la realidad e incluso del tiempo y del espacio. De repente, sus armarios tienen un espacio infinito y su tiempo dedicado a la costura se estira en su mente. Sin esta percepción deformada sería inexplicable que picase una vez más con esa tela y esa y esa otra y esa otra más, por muy baratísimas que estén. Querida, la reina de Inglaterra puede permitirse el lujo de tener un almacen de telas (algunas de los años 60), pero tú no te llamas Windsor, tu pisito no es Buckingham Palace y, sobre todo, es posible que no seas tan longeva como ella (a no ser que sigas su régimen de té y ginebra, que conservan cantidad). Ah, y tu marido, niños, madres, padres, perros, gatos, libros, cacharros de cocina y demás tonteridas ajenas a la costura  también necesitan algo de espacio.

Ella puede tener miles de telas en su palacio, tú NO
  • Enloquece del todo cuando lee las palabras "patrón gratis". No importa que tenga varios discos duros llenos de patrones digitales y doscientas carpetas con patrones ya impresos en papel, no importa que sean modelos que no va a hacer en su puñetera vida, no importa que sean muy complicados o demasiado sencillos o directamente feos. Tiene, debe, necesita descargarlos YA.
  • Cuando le ofrecen un retal es ABSOLUTAMENTE incapaz de decir que no, pobre adicta.
  • Cuando desecha una prenda la mira primero para ver si puede aprovechar algo y como haya lo más mínimo, procederá a descuartizarla: le quitará botones, cremalleras, bolsillos...Vale que hay que reciclar, ¡pero ni en veinte vidas te va a dar tiempo de perder tantos botones, alma de cántaro!

Nunca jamás vas a llegar a usarlos todos, te lo digo yo

Estos son algunos de los más graves, seguro que hay más. Muchas habéis declarado con gran valentía que lo sufrís. Ánimo chicas, es el primer paso para superar tan terrible síndrome. ¡O no, porque todos parecemos muy contentas de sufrirlo!

miércoles, 20 de enero de 2016

Neuras costuriles I: el síndrome de la costurera

Hoy tenemos que hablar de una enfermedad que acecha todos los que cosemos: el temible ¡¡síndrome de la costurera!!

¡Oh, ssielos!
Aún no aparece en los manuales de medicina, pero después de sesudo estudio, he decidido describirlo de forma totalmente científica. Los enfermos deben llevar al menos un año cosiendo. Sus síntomas se manifiestan cuando el paciente va a cualquier tienda de ropa confeccionada y suelen ser los siguientes:

  • Lo primero que hace el paciente es volver cualquier prenda del revés y mirar las costuras.
  • Seguidamente examina cremalleras, botones, ojales, bolsillos y demás complementos. Llegado a este punto, empieza a emitir ruiditos de desaprobación, acompañados de murmullos: "a ver si abren mejor los ojales", "en este bolsillo no cabe nada", "los botones están de mírame y no me toques" y otros por el estilo.
  • Por último, mira la etiqueta de la prenda y los ruiditos y murmullos se convierten en rugidos de  indignación. Frases como: "¡Cómo pueden cobrar esta barbaridad por un trapo!"; "¡Qué asco de confección!"; "¡No tienen vergüenza!" o "Esto lo hago yo en dos patadas y me queda mejor"; son las más corrientes en la fase aguda del síndrome.
Los síntomas se manifiestan normalmente en grandes cadenas de ropa, pero también pueden darse en tiendas carísimas y exclusivas ya que, a mayor precio, mayor será también el grado de indignación.

Cuando el síndrome se ha desarrollado por completo, los pacientes serán incapaces de comprar nada en las tiendas y se verán obligados a confeccionarse toda su ropa. También desarrollarán comportamientos bastante vergonzosos, como probarse ropa sin intención de comprarla, solo para examinarla detenidamente y después copiarla  (mejor hecha y a mejor precio) con todo descaro.

La OMS advierte del peligro a todo aquel que se acerque a una aguja o a una máquina de coser: es muy contagioso, adictivo y no tiene cura.

Yo ya no tengo remedio...¿qué tal lo llevas tú?

Experta modista después de visitar ciertas cadenas de ropa (que no nombraremos para no meternos en líos)