jueves, 18 de enero de 2018

Coser para las amigas: la bolsa para la bici de Lola

Nuestro amado Fernando Fernán-Gómez dijo aquello de que las bicicletas son para el verano. Y mira que admiramos a Don Fernando, pero en eso no le puedo dar la razón. Las bicicletas son para todas las épocas, sobre todo si se vive en una tierra que casi nunca baja de los 6 grados y que no ha conocido la nieve desde se inventó el hilo negro.
Dicho esto, una bici, para ser cómoda y funcional necesita un sitio donde llevar las cosas y mi amiga Lola  quería un bolsito tan molón y práctico como su bonita Brompton. 

Las dos claves para conseguirlo son la sujeción y las medidas. 
La sujeción más sencilla es el velcro, claro está. Las cestas y bolsas fabricadas traen agarres metálicos y otros sistemas muy sólidos, pero para hacerlas de forma casera el velcro es lo más fácil: se sujeta muy bien y también te permite llevarte el bolso contigo cuando aparcas. Unas tiras de tela y hebillas metálicas también pueden dar el avío, pero son más difíciles de colocar y de desabrochar después,  por no hablar del peso extra. Vamos, que estamos muy a favor del velcro.

El velcro se agarra como una garrapata
En cuanto a las medidas, las que deben tomarse son:
- La cruz del manillar, donde irá sujeta la bolsa.
- La distancia entre el manillar y la rueda o el guardabarros o el faro, vamos el primer elemento con el que pueda chocar la bolsa cuando vaya colgada. Este sería el largo máximo posible de la bolsa, pero nunca es conveniente ni cómodo que cuelgue tanto.
- El ancho máximo del manillar.

A partir de las dos primeras decidiremos el largo de la bolsa y a qué distancia tenemos que poner los agarres.
El ancho puede ser al gusto del consumidor, pero no debe sobresalir por los lados, así que la dejaremos siempre más estrecha que el manillar.
Los agarres irán dos arriba, que se ajustan en  el manillar y un tercero en la parte baja que va alrededor de la dirección.

El agarre de abajo.
La tela ideal es una loneta gordita y un poco rígida o una piel de imitación (¡o cuero de verdad, si vuestra máquina es capaz de coserlo!). Pero también se puede hacer con una tela fina, poniéndola doble y colocando en medio una entretela lo más rígida posible, que es justo lo que yo hice, porque Lola tenía esta tela brasileña tan alegre que quería aprovechar.
El resto es todo opcional: los bolsillos pueden ser bolsillos laterales, interiores o exteriores, el cierre se puede hacer con cremallera, con broches o con más velcro. También se le puede colocar una correa para llevar como un bolso.

Bolsillo delantero con cremallera

Bolsillo trasero sin cremallera
Asa para llevarla como una maletín

La construcción es sencilla, el bolso se puede hacer en varias piezas, con el fondo plano o como una bolsa, eso ya es a gusto del usuario y de la costurera. Este está hecho en tres  piezas. Dos grandes e iguales se doblan y se cosen por abajo para crear un fondo plano (esta chica lo explica muy bien), haciendo el cuerpo del bolso. Y la tercera, algo más estrecha, hace la tapeta de cierre. Aparte lleva dos bolsillos y un asa, como se ve en las fotos.

Como el estampado es tan discreto, vamos a ponerle una cremallera azul eléctrico
Y así queda:
Por delante, con su bolsillito y su canesú, digo, cremallera

Por detrás, con sus velcros extra fuertes. A prueba de baches.
Así se coloca. Fácil, fácil.

¡Y así luce!
Y con esto ya no tenéis excusa para no disfrutar de vuestras bicis, ¡que el frío no es para tanto, cobardes pecadoras!