Este invierno nada invernal nos está permitiendo usar mucho esas prendas de entretiempo. Sí esas prendas para las que siempre hace mucho frío o demasiado calor.
Este vestido tiene ya un año, pero me lo había puesto poquísimo y como estoy muy satisfecha con el resultado, el otro día aproveché para hacerle fotos y así poder enseñároslo.
El patrón es el modelo número 105 del Burda 1/2013. Un patrón del año 1967, de la colección de la propia revista. Si ya me conocéis un poco no os sorprenderá que, una vez más, use un patrón retro.
Mi versión es de manga larga y suprimiendo el último corte de la falda. Queda, por tanto, una pieza arriba, otra en el pecho, otra en la cintura y cadera y una sola de falda. La pieza del pecho va cortada con una ligera curva que permite suprimir las pinzas. Son cuatro piezas delanteras y otras tantas traseras (las superiores divididas en dos para colocar la cremallera). Bastante puzzle, la verdad. Para colmo, elegí una tela estampada en la que había que (intentar) casar los motivos. Y así es como me quedó:
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Intento de casar el dibujo... |
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Así de lejos se nota menos |
La tela es un punto gordito, muy cómodo, que se ajusta sin agobiar, se lava estupendamente y no se deshilacha: una tela de las que a mi me gustan. La compré en Ribes y Casals en un viaje a Madrid.
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La parte trasera. A pesar de mi grave problema con las cremalleras, esta no me ha quedado mal. ¡Conseguí ponerla a la primera! |
Y he aquí el vestido completo. El vestido es muy retro, un poco de señora, pero con las botas doradas y mi colección de boinas se arregla ese problemilla...
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La Dalia haciendo el ganso. |
Feliz año a todos. Y especialmente a las chicas de
RUMS.