viernes, 31 de mayo de 2019

Costura en el arte. Museo Thyssen-Bornemisza

¿La costura es arte, es artesanía, es "oficio artístico", es "arte aplicada"? Pues no sé y tampoco me voy a meter en esa discusión. Lo que no admite discusión es que la costura, hasta hace nada, formaba parte de la actividad cotidiana de gran parte de la gente, sobre todo las mujeres.

Pero no me quiero poner muy sesuda. Llevo tiempo observando las muchas escenas relacionadas con la costura que aparecen en el arte. No voy a hablar ahora de la representación de las distintas telas y la importancia de los atuendos, quizás en otra ocasión (solo con Zurbarán me llevaría media vida). El propósito es más sencillo y nada académico: ver cómo cosía la gente y cómo se reflejaba en el arte, bueno, en la pintura porque esculturas no he encontrado por ahora.
Y para empezar, he aprovechado una visita reciente al Museo Thyssen de Madrid. Aquí está lo que ví (igual hay más que se me pasaron). Vamos en orden cronológico.

Jan de Beer (Amberes hacia 1475-1528). La Anunciación (hacia 1520). Óleo sobre tabla.

A los flamencos siempre les gustaron las escenas de interior. Gente, sobre todo mujeres, en sus casas haciendo sus tareas. Esto les da pie para lucir su virtuosismo con los detalles: telas, cacharros, paisajes por la ventana, detalles arquitectónicos... Fijaos en la escena diminuta que se ve por la ventana. Así a bote pronto, parece una escena de la Visitación, así que el cuadro además, es una narración piadosa. Y todo en un cuadrito pequeñísimo...
El que sea una escena religiosa es lo de menos. Aquí vemos a la virgen tan tranquila leyendo y va y se le aparece un arcángel, nada menos. ¿Y qué estaba haciendo antes? Pues sí, estaba cosiendo. Vemos la aguja, la tijera, el dedal, todo tan parecido a  nuestros útiles de hoy. La labor es un bordado con el símbolo de su futuro hijo, toda una premonición.

La foto ha quedado un poco churro. La iluminación del Museo es perfecta para la conservación de las obras, pero para las fotos, regular.
Este detalle se ve mejor. Tijeras, dedal, hilo y un bonito bordado. No puedo dejar de mirar al gatooveja de la esquina.

 Atentas al lujazo de telas que gasta la Virgen, por cierto.

Maerten van Heemskerck (Heemskerck, 1499 - Haarlem 1574). Retrato de una dama hilando (hacia 1531). Óleo sobre lienzo

No salimos de la zona, porque este es un cuadro holandés.
Hilar debía ser una tarea durísima y pesadísima, pero si eres una dama y lo haces con una rueca labrada con molduras y dorados, seguro que se te hace más llevadera. O igual la señora no había hilado en su vida y se retrataba así para que todos pensaran que era muy hacendosa, que tampoco sería extraño. Hasta la invención de la fotografía, la gente se retrataba para presentarse a los futuros novios o novias. Así que podemos imaginar que este retrato se hizo para que los candidatos a marido vieran que, además de guapa, era laboriosa y una "mujer de su casa". Todo imaginaciones mías, pero estaría bien que fuera verdad...

Lo que se ve colgado arriba a la izquierda es un costurero. Se distinguen unas tijeras y madejas de hilo.

Hans Cranach (Wittemberg hacia 1513 - Bolonia 1537). Hércules en la corte de Onfalia (1537). Óleo sobre tabla.

Fijáos si las tareas relacionadas con la costura estaban relacionadas con el mundo femenino, que la reina Onfalia, para humillar al pobre Hércules, tan machote él, no se le ocurre nada mejor que ordenar que lo vistan de mujer y lo pongan a hilar. Después se enamoran y tal, pero de momento es su esclavo y se las está haciendo pasar canutas. Qué malas somos las mujeres...

Los ojos rasgados son muy propios de todos los Cranach, gran dinastía de pintores. La mirada directa al espectador, también.


Pieter Hendricksz de Hooch (Róterdam 1629 - Ámsterdam 1684). Interior con una mujer cosiendo y un niño (hacia 1662/68). Óleo sobre lienzo.

¡Vaya, que no acabamos de salir de los Países Bajos! Seguro que en el resto de Europa también cosían, pero no lo pintaban tanto. Más de un siglo después tenemos a este ignoto (para mi) pintor barroco. Vemos otro interior holandés,  con esa sueva luz lateral que Vermeer dominaba (Pieter, no tanto). Es un cuadro doméstico, pequeño y delicado.
El título dice que la mujer está cosiendo, pero a mi me parece que más bien está remendando. Y esto me recuerda que hace no tanto la gente remendaba la ropa para aprovecharla mejor, incluso los pudientes. Y en esta época la ropa (la de casa y la de vestir) se incluía en los testamentos como cosa valiosa y pasaba de padres a hijos.

Vete por ahí a jugar, niño, que estoy remendando los calzones de tu padre (traducción libre del holandés original).

Edward Hopper (Nyack, 1882 - Nueva York, 1967) Muchacha cosiendo a máquina (hacia 1921) 

Y ya hemos saltado directamente al siglo XX.
Y el primer pensamiento que me inspira este cuadro, es una obviedad: hasta mediados del siglo XIX toda la ropa se cosía a mano. En los cuadros de los siglos XVI y XVII los instrumentos de costura cambian muy poco: aguja, hilo, dedal, huso y rueca. Imagináos lo que supusieron las máquinas de coser, tanto las industriales como las domésticas. Reivindicamos aquí todos los inventos domésticos, que no serán tan espectaculares como el coche o el teléfono, pero que liberaron a la mitad de la humanidad de tareas durísimas.
Porque aquí todas cosemos por gusto y si no tenemos ganas o la capacidad técnica no nos da para tanto, pues nos vamos a una tienda y nos compramos lo que queramos, pero coser por obligación y necesidad no debía tener tanta gracia...

"Si no acabo este vestido no tengo nada que ponerme". Si lo digo yo, suele ser mentira. En su caso, igual es verdad.

Mirad bien la máquina, porque es casi igual que las máquinas de hierro que todos hemos visto en casa de madres y abuelas. De hecho, la máquina de coser doméstica no cambió mucho hasta que se introdujeron las eléctricas (¡con zigzag!) en los 50/60.

Varvara Stepanova Kaunas 1894 - Moscú 1958). Boceto para un diseño de tela (1924) Lápiz y lápices de colores sobre papel. 
Varvara Stepanova con un vestido cuyo estampado diseñó ella misma. Fotografía de 1924.

Y hasta ahora teníamos señores pintores que pintaban a mujeres cosiendo. Esta señora pintora rusa vanguardista no pinta a otras señoras cosiendo, ni siquiera sabemos si ella cose, pero coge los diseños geométricos que tango gustaban a los futuristas y a los abstractos y los hace tela. Y luce esas coloridas telas con toda la alegría y la modernidad de los años 20.


¡Soy un estampado lleno de geometría en movimiento!
Varvara luce un estampado creado por ella misma. Sí a, mi también me cuesta escribir "Varvara" con "V".

Sonia Delaunay. Vestidos simultáneos (Tres mujeres, formas, colores). 1925. Óleo sobre lienzo.

Y seguimos con las vanguardias: la geometría, el color, el movimiento... Y una de sus pintoras más famosas crea unos coloridos vestidos simultáneos.

Colores, vanguardia y alegría
 
Las vanguardistas de los años 20 eran más modernas que nadie, pero seguían interesándose por la ropa.

Isabel Quintanilla. Madrid (1938 - 2017). Habitación de costura (1974). Óleo sobre tabla.

Y para terminar, dos cuadros que no están en los fondos del museo, pero formaron parte de la exposición "Realistas de Madrid" celebrada entre febrero y mayo de 2016.
A este grupo de pintores se les tacha de hiperrrealistas, academicistas y no sé qué mas. Pero yo en este cuadro veo calidez, veo seguridad doméstica, paz, tranquilidad y un dominio de la luz apabullante. 

Me encantaría coser en este cuarto

Isabel Quintanilla. Madrid (1938 - 2017). Homenaje a mi madre (1977). Óleo sobre tabla.

Por si quedara poco clara la relación que hace la pintora de la labor de costura con la seguridad y el amor del hogar, no hay más que ver el título de este cuadro.

Homenaje a su madre, a la mía y a todas la señoras que cosían
Y hasta aquí. Espero que os haya gustado este paseo por el museo con ojos costureros.

viernes, 24 de mayo de 2019

Camisa primaveral para Fernando

La costura para hombre es mi asignatura pendiente. Hasta ahora solo me había atrevido con cosas sencillas como esta camiseta tuneada.
Pero mira por donde, me acordé del patrón de Burda 4/2013. Modelo 137. Es una camisa básica con canesú trasero y cuello de tira, también conocido como cuello Mao. Yo he cambiado el bolsillo de ojal por uno de parche y la he hecho de manga corta.  La ventaja de este modelo es que tiene un corte totalmente recto y holgura por la espalda para más comodidad. Todo muy útil si nuestro churri tiene una cintura, digamos, amplia.
¡Abajo las camisas entalladas! ¡Viva la comodidad!

La tela es un algodón buenísimo comprado, como casi todas mis telas, en las rebajas de Julián López. El estampado tiene un aire africano y un colorido precioso. Para darle un toque curioso y de paso aprovechar retales, el interior del canesú de la espalda y de la tirilla del cuello los he hecho con un resto de batik indonesio. Que parece que no pegan los estampados, pero al final sí. ¡Exotismo a tope!
¡No me puedo creer...

... lo bien que quedan juntos estos dos estampados tan diferentes!
Los estampados están cuadrados (en su mayor parte) y esto no es casualidad, sino una prueba de amor verdadero o de un poquito de TOC, según se mire.

Estos círculos no coinciden por casualidad. Y el botón distinto es marca de la casa.

Y para rematar, otra prueba de amor verdadero: ¡¡¡ojales a mano!!!
Esto es amor y lo demás son tonterías
Y aquí Fernando, con su camisa nuevecita.

La espalda tiene un pliegue, que es cómodo y además hace bonito.

Señor serio, camisa alegre
¡Y vámonos por ahí a lucirla bien!
La camisa ideal para un aficionado al arte.
Y sobre arte precisamente hablaremos la semana que viene. ¡Permanezcan atentas a sus pantallas!*




*Bueno, podéis dejar de mirar un ratito, que hasta el viernes que viene no vuelvo a publicar...

viernes, 26 de abril de 2019

Tutorial: hacer un cierre de presillas

No se por qué, pero relaciono los cierres de presillas con los trajes de novia, pero la verdad es que son una solución cuando no te apetece hacer ojales y tienes muchos botones de sobra. Dan un toque elaborado y curioso, aunque son fáciles de hacer, como vais a ver ahora mismo. Y además, quedan muy decorativos.
A mi me encanta hacer ojales porque mi máquina los hace estupendamente, pero hay telas muy finas, como batistas y gasas, en las que se engancha no sé por qué y quedan gordísimos y feísimos. Por eso, después de hacer varias pruebas con un vestido camisero en batista de algodón, al final me decidí por este sistema.
Las presillas se pueden poner entre la prenda y la vista directamente, pero también puedes montar las presillas en una tapeta separada y coserla después. Esto puede servirte para varias cosas:
- Añadir un poco de holgura si el cuerpo te ha quedado estrecho.
- Añadir algún elemento decorativo, como un vivo pijamero, una cinta o lo que os apetezca.
- Tapar algo que os haya salido mal, por ejemplo, un ojal fallido, que es mi caso en esta ocasión.

Lo primero, como siempre, es medir y cortar la tapeta. Después hacer una o varias tiras al bies estrechitas, coser y dar la vuelta. Hacer la tiras al bies permite volverlas con más facilidad y, por tanto, hacerlas más finas. Cuanto más fina sea la tira, más curiosa va a quedar la presilla.
Primer paso, segundo paso y resultado final (con hilachas por doquier incluidas)
Ahora hay que probar el botón, medir y cortar tiras de esa medida.
Probando, probando...

Son como pequeños macarrones morados
 La parte más trabajosa es ir colocando las tiras una a una con dos alfileres.

Sí, es otro vestido, pero la técnica es la misma y la tela igual de bonita

Llegados a este punto, las expertas o las arriesgadas coserían la tapeta del tirón. Como yo no soy ninguna de las dos cosas le paso primero un pespunte solo para afianzar las tiritas.
Ya una vez bien cosiditas las presillas, cosemos la otra cara de la tapeta y la montamos sobre la prenda.

Ahora solo nos queda coser botones hasta hartarnos.
15 botones. Son dos muestrarios de mercería ¿se nota?
Y ya tenemos nuestra ristra de presillas para darle elegancia  y distinción a cualquier prenda.
El vivo pijamero también tiene su truqui, pero eso ya lo explicaré otro día.

viernes, 5 de abril de 2019

Series para costureras. Capítulo II. La maravillosa Mrs Maisel


Los años 50: La maravillosa Mrs Maisel


Esta es todo lo contrario que las dos que comentábamos en la entrada anterior sobre series. Nada de repetir conjuntos ni de cuellos de abrigo desgastados. Estamos ante la serie ideal para una costurera vintage: un mundo de lujo y glamour cincuentero. Sobre la serie podéis leer en muchísimos sitios, porque se ha hecho muy popular (podéis mirar aqui o aqui.). Yo no os cuento nada para no fastidiarla y porque yo he venido aquí a hablar de vestuario.
Mrs Maisel es una judía neoyorquina de clase media tirando a alta y tiene una habitación solo para los vestidos (y su madre igual). El despliegue de sombreros, vestidos, abrigos y conjuntos de todo tipo (todo a juego y todo ideal) es contínuo. Por otra parte, el vestuario no solo es mera ambientación, sino que contribuye a la definición de los personajes. Por ejemplo, hay varios capítulos de la segunda temporada en los que un cambio de actitud vital por parte del padre y la madre de la protagonista se simboliza por un cambio total de forma de vestir de ambos, así como su vuelta a la normalidad supone también una vuelta a su ropa habitual.
Comento solo los modelos de los que he encontrado buenas fotos, pero hay muchos más. Aparte de la protagonista, sus padres y su agente están sus amigas, sus compañeras de trabajo, sus suegros (que, por cierto, tienen una fábrica de ropa), los bohemios del mundo del espectáculo... cada personaje con una forma de vestir característica.
La artífice de tantas maravillas es Donna Zakowska, una diseñadora de vestuario que ha dado la campanada con el vestuario de esta serie. ¡Donna, eres la maravillosa Mrs Zakowska!

Y empezamos fuerte, porque el primer vestido que le vemos a la prota es este...

Vestido de novia sencillo, cómodo y favorecedor

Para colmo ¡la falda es de tul! Me dan ganas de casarme solo para ponerme algo así.
Por cierto, las letras que aparecen en la foto anterior son la dirección de una página china que te lo hace a medida por unos 130 euros.  Vale, que seguro que la confección y las telas no serán muy allá y que lo harán señoras chinas explotadas, pero mirar la página e imaginar como le quedaría a una no explota a nadie y hace ilusión.
Madre e hija. ¿Qué me decís del cuello-capita de la madre? Extravagancia y elegancia todo en uno. Y los colores, una locura de verdes y azules perfectamente armónicos.

He encontrado esta foto del guardarropa de Midge que me hace salivar solo de mirarla.

Confesad, todas queremos algo así. Y esto es solo la ropa de verano.
La serie toca todos los palos: conjuntos de día, ropa más sobria para el trabajo, conjuntos deportivos para la playa, trajes de noche y hasta ropa interior ...

El traje de chaqueta como ropa ideal para el trabajo

Dependientas de perfumería. Francamente, nadie se cree que son humildes chicas trabajadoras
Fijáos en el adorno del vestido.
Shorts y jersey de manga corta. Perfecta para el ambiente bohemio del Village

Vestido abierto para llevar encima del bañador

Veraneo de los 50
Lencería fina. A la izquierda un camisón, a la derecha lo que mi madre llamaba "salto de cama" o "deshabillé" y el resto de los mortales "bata".
Como comentábamos, cada personaje tiene su forma de vestir particular que lo define. Por ejemplo, el padre de ella, matemático y severo profesor universitario.
El tweed al poder.
Que se transforma en un bohemio parisino (y no os cuento por qué, que luego me decís que os reviento la trama).
Oh, la la, la bohême!
Otro personaje con estilo bien definido es la otra protagonista, su agente Susie.

No es glamourosa, pero es lo que requiere el personaje

Los colores también son un punto fuerte. ¡Se ven algunas combinaciones nada corrientes!
Tenemos el verde.
El azul petróleo.
Combinado con verde queda genial
El amarillo con gris.
Madre e hija de nuevo
El rojo casi naranja.
Observad el cruce ¿de dónde salen esas tiras???
O el rojo puro.
Recordándole al ex lo que se ha perdido
El púrpura.
¡El vestido combina con el forro del abrigo!
El rosa.
¡QUIERO ESA CHAQUETA!
El gris.
Cuello bebé y falda totalmente "New look"
Y, por supuesto, el negro.
Si es que no puede ser más mono y más elegante

Midge vestida para triunfar. Vestido final de la primera temporada.
En resumen: una excelente serie. Entre reirte y mirar vestidos fabulosos se te pasa en un suspiro la hora que dura cada capítulo.