viernes, 26 de abril de 2019

Tutorial: hacer un cierre de presillas

No se por qué, pero relaciono los cierres de presillas con los trajes de novia, pero la verdad es que son una solución cuando no te apetece hacer ojales y tienes muchos botones de sobra. Dan un toque elaborado y curioso, aunque son fáciles de hacer, como vais a ver ahora mismo. Y además, quedan muy decorativos.
A mi me encanta hacer ojales porque mi máquina los hace estupendamente, pero hay telas muy finas, como batistas y gasas, en las que se engancha no sé por qué y quedan gordísimos y feísimos. Por eso, después de hacer varias pruebas con un vestido camisero en batista de algodón, al final me decidí por este sistema.
Las presillas se pueden poner entre la prenda y la vista directamente, pero también puedes montar las presillas en una tapeta separada y coserla después. Esto puede servirte para varias cosas:
- Añadir un poco de holgura si el cuerpo te ha quedado estrecho.
- Añadir algún elemento decorativo, como un vivo pijamero, una cinta o lo que os apetezca.
- Tapar algo que os haya salido mal, por ejemplo, un ojal fallido, que es mi caso en esta ocasión.

Lo primero, como siempre, es medir y cortar la tapeta. Después hacer una o varias tiras al bies estrechitas, coser y dar la vuelta. Hacer la tiras al bies permite volverlas con más facilidad y, por tanto, hacerlas más finas. Cuanto más fina sea la tira, más curiosa va a quedar la presilla.
Primer paso, segundo paso y resultado final (con hilachas por doquier incluidas)
Ahora hay que probar el botón, medir y cortar tiras de esa medida.
Probando, probando...

Son como pequeños macarrones morados
 La parte más trabajosa es ir colocando las tiras una a una con dos alfileres.

Sí, es otro vestido, pero la técnica es la misma y la tela igual de bonita

Llegados a este punto, las expertas o las arriesgadas coserían la tapeta del tirón. Como yo no soy ninguna de las dos cosas le paso primero un pespunte solo para afianzar las tiritas.
Ya una vez bien cosiditas las presillas, cosemos la otra cara de la tapeta y la montamos sobre la prenda.

Ahora solo nos queda coser botones hasta hartarnos.
15 botones. Son dos muestrarios de mercería ¿se nota?
Y ya tenemos nuestra ristra de presillas para darle elegancia  y distinción a cualquier prenda.
El vivo pijamero también tiene su truqui, pero eso ya lo explicaré otro día.

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